En España, pacientes que necesitan atención psiquiátrica pueden llegar a esperar hasta 481 días para ser atendidos, según denuncias recientes. Esta cifra pone de manifiesto las deficiencias del sistema sanitario en el ámbito de la salud mental, a pesar de ser considerado uno de los referentes a nivel mundial.

Un 25% de la población española podría desarrollar una enfermedad mental en los próximos años, mientras que el país cuenta con tan solo cinco psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes, frente a los 12 recomendados en otras potencias europeas. La inversión en salud mental es de las más bajas del continente.

El reto no se limitaba a dar a conocer un problema: se trataba de hacerlo tangible y cercano. No queríamos quedarnos en cifras abstractas ni en estadísticas que, aunque ciertas, pueden resultar frías y lejanas. La verdadera dificultad estaba en llevar la gravedad de la situación al día a día de las personas, mostrando cómo afecta la vida real, cómo se siente la espera, la incertidumbre y la frustración de quienes necesitan ayuda y no la reciben a tiempo.

Para mostrar de forma clara y potente lo larga que puede ser la espera en salud mental, se propone una acción sencilla pero muy llamativa: visibilizar esta espera en espacios publicitarios estratégicos del transporte público, como:

• Pantallas digitales en las paredes del metro, que se ven de frente cuando pasa el tren.

• Marquesinas en las paradas de autobús, esos paneles con techo donde la gente espera.

En estos espacios se pondrían carteles que imitan los típicos paneles que indican la llegada de trenes o buses, pero con un giro inesperado: en lugar de horarios, mostrarían la cuenta regresiva hasta la próxima cita con un psicólogo.

El formato familiar hace que la gente lo mire de inmediato, y la cuenta regresiva golpea fuerte, mostrando lo larga y frustrante que puede ser la espera para recibir atención en salud mental.

La elección de estaciones y paradas no es casual: son lugares donde se concentra mucha gente que podría necesitar atención psicológica, asegurando que el mensaje llegue a quienes más les importa.

Para llevar la idea a la realidad, se plantea intervenir espacios publicitarios digitales, como las pantallas LED, que replicarán los avisos de llegada de trenes o autobuses. El contenido será claro, legible y seguro, e incluirá códigos QR para que las personas puedan acceder a más información y recursos de apoyo.

Este enfoque permite combinar impacto visual con información útil, haciendo que la campaña sea memorable y genere conversación sobre la salud mental.