Volver al gym se te hace bola
Cuando volver a la rutina cuesta más que levantar pesas: el reto de retomar el deporte después del verano.
Durante todo el año esperamos las vacaciones de verano: un paréntesis en la rutina, un respiro para relajarnos y dedicar tiempo a nosotros mismos. Sin embargo, que empiece septiembre no solo supone volver al trabajo, sino también enfrentarse a la cuesta arriba de retomar el ejercicio físico después de semanas de pausa.
A todo esto se suma el factor psicológico: la vuelta a la oficina, los horarios ajustados y el cansancio mental complican aún más recuperar el hábito deportivo. No es casualidad que muchos acaben abandonando la actividad física en estas fechas.
Cómo hacer que los 2x1 de septiembre realmente lleguen a los clientes y no acaben en la basura.
Septiembre es el mes en el que las marcas se activan para captar la atención de la gente, y los gimnasios no son una excepción. Lo más común es encontrarse con el típico tríptico que anuncia la promoción de turno: “2x1, invita a un amigo”. Pero, ¿cuántas personas de verdad se apuntan a un gimnasio solo por eso?
Ver a alguien repartiendo folletos en la calle suele ser incómodo, y muchas veces la reacción natural es intentar esquivarlo. Por eso, la verdadera estrategia no consistía simplemente en ofrecer un 2x1, sino en conseguir que fueran las personas quienes se acercaran por su promoción, cambiando el juego a la inversa: atraer al público de forma directa y efectiva.
Máquinas expendedoras retro que reparten descuentos para el gimnasio.
La idea fue combinar nostalgia y sorpresa a través de un street marketing creativo. Colocar máquinas expendedoras, como las de chicles o juguetes de nuestra infancia, pero en lugar de caramelos, ofrecer descuentos para el gimnasio. La experiencia jugaba con la memoria de todos y transformaba algo cotidiano en una oportunidad divertida de captar la atención de las personas.
Si volver al gym se te hace bola, coge una.
Con un mensaje cercano y claro —“Si volver al gym se te hace bola, coge una”— la acción era simple, divertida y fácil de entender. Solo pasabas, lo veías, cogías tu descuento… y ya estabas motivado.
La campaña logró varios objetivos:
Romper con lo aburrido: nadie pasa indiferente ante algo así; mucho mejor que un folletito más.
Hacer tangible la promoción: la gente interactúa, se divierte y se lleva un recuerdo físico que mantiene presente la marca.
Generar conversación: al ser divertida y diferente, la gente compartía fotos y comentaba la acción, multiplicando su alcance.
